Desde la fundación de la marca Inoxcrom en los años 40 del siglo pasado, sus bolígrafos, y en general todos sus productos, se han convertido en sinónimo de solidez y buen desempeño. Esta máxima de primar los aspectos funcionales por encima de cualquier otra consideración constituye una de las claves del éxito y la fama de estos bolígrafos y de la propia compañía desde hace décadas. A ella se unirían otros aspectos como su diseño, simple pero no exento de atractivo, y, por supuesto, su extraordinaria relación calidad-precio, que convierte a los bolígrafos Inoxcrom en instrumentos de escritura aptos para todos los públicos, usos y bolsillos y demuestra que el término "económico" no implica necesariamente una baja calidad.